viernes, 11 de septiembre de 2020

¿CÓMO ERA LA VIDA EN LAS COMUNIDADES DE INGLATERRA?



Lily Dunn es una escritora inglesa que conoció muy bien la comuna principal, ya que su padre vivía ahí y seguido la llevaba los fines de semana, y sobre lo que ella vio en ese lugar, a continuación se los transcribo:


En 1981, el mismo año en que Osho se mudó a Rajneeshpuram, mi padre dejó Londres para ir a Medina, que era la principal comuna de Inglaterra. Medina era una gran casa señorial con acres de bosques situada en el condado de Suffolk, donde vivían y trabajaban hasta dos cientas personas, y esto hasta 1985 cuando todas las comunas se vieron afectadas.

Los viernes de manera esporádica, nuestro padre nos recogía a mí y a mi hermano de la escuela y nos llevaba allí el fin de semana. Salíamos del auto con nuestro uniforme escolar, y nos encontrábamos acorralados por un grupo de niños de la comunidad, desaliñados y delgados, con ropa que no les quedaba bien.

Me perturbé cuando ellos me lanzaron preguntas sobre mi escuela, mi edad y si ya había llegado a la pubertad. La indirecta del sexo que cruzó sus caras me emocionó y a la vez me asustó.

Ante mi insistencia, papá me compró una chaqueta marrón rojiza y cordones morados en la tienda de la comuna. Y en nuestra próxima visita, traté de mezclarme con ellos.

A la gente le gustaba bailar en Medina. Ellos decían que era otra forma de meditación y de rendición. Cuando los sannyasins (los seguidores de Osho) bailaban, ellos cerraban sus ojos, balanceaban sus cuerpos y los brazos los tenían sobre sus cabezas.

Mi hermano y yo pasábamos esos momentos en una esquina, demasiado avergonzados para unirnos a su estado de trance. Y mientras los adultos formaban una multitud sudorosa, los niños de la comunidad buscaban su propio entretenimiento: ellos se deslizaban por los pisos resbaladizos, o se perseguían unos a otros por las escaleras, o corrían descalzos por el césped.

Mi vida se alternaba entre esos dos extremos, entre la rigurosidad de la escuela y mi hogar,  y la locura de Medina.




En su libro de memorias “Mi vida en naranja” (2004), el fallecido Tim Guest captura vívidamente la vida en Medina: "Como hijos de la comuna, nuestro papel era escapar, desinhibirnos, decir que sí, lucir lindos, inocentes e incorruptos".

Y muchos de ellos parecían ser eso, su confianza era radiante, pero también había historias escalofriantes. Por ejemplo, ellos contaron de historias de sexo con menores de edad, de drogas duras y de no tener toques de queda. Los padres seguidores de Osho eran alentados a entregar a sus hijos al cuidado de la comunidad.


Mis recuerdos de Medina son de espacios abiertos, comidas comunitarias, bailes, flautas, incienso, pero sobre todo una sensación de querer pertenecer.

Pero también hubo una ira creciente en el compromiso de los adultos de rendirse a un perpetuo estado de alegría. A veces había dientes apretados detrás de esas sonrisas.

Con mi chaqueta marrón di vueltas por el césped con los otros niños. Pero en nuestro aburrimiento, nos arrastramos hasta la sala de terapia, y miramos a través de los huecos en las persianas opacas, riendo mientras nos alejábamos y nos escondíamos. Esperamos en silencio a que se abrieran las puertas, y sentimos la explosión de sangre y sudor cuando salían las parejas.

Pero luego todo cambió: un hombre nos descubrió y agarró a uno de los niños y lo arrastró de regreso a la sala vacía, sujetándolo sobre un colchón rojo. Nos paramos en la puerta, con miedo en nuestras gargantas, para verlo epretar al niño con las rodillas y envolver sus manos alrededor de su cuello, gritándole en la cara.

    -   "Te estás riendo, ¿eh? Ahora te mostraré quién se está riendo."


La escuela en Medina era caótica y colorida, y aunque el inglés y las matemáticas eran obligatorios, todo lo demás era opcional.

"Depende de los niños, ellos son los que nos guiarán", fue el enfoque general de la enseñanza. El aprendizaje más importante tenía que ser en la vida misma: "los niños deben aprender unos de otros y de los adultos que los rodean", era su lema.

Solo que los adultos ahora parecían estar en regresión, ya que incluso a veces se vestían con pijamas y caminaban por los jardines acariciando a los ositos de peluche y hablando de manera infantil.


Algunos años después, solo que ahora dirigiendo una comuna en Toscana, Italia. Mi padre debía escribir un libro llamado “Wonder Child” (1989). Un libro de autoayuda para adultos, que ofrece una guía para encontrar el "mundo mágico de la inocencia y la alegría que hay dentro de nosotros y nuestros hijos".

En ese libro mi padre celebraba la capacidad que tiene un niño para vivir en el presente con toda su belleza, y siguiendo las palabras de Bhagwan, él también repudiaba la tendencia de los padres a establecer reglas. Él escribió: "Esto es lo que mata a la inocencia".

Y es por eso que se alentó a las familias que criaron a sus hijos dentro de las comunas de Osho a que vivieran separados de ellos. A los cinco años de edad, ya estaba prohibido que los niños durmieran con sus padres. Y además se consideró que los niños obstruían el desarrollo personal de sus padres. Por lo que se alentó a muchos hombres, incluido mi padre, a hacerse una vasectomía al unirse al movimiento; y también muchas mujeres fueron esterilizadas, algunas cuando eran jóvenes.

En una serie reciente de artículos para The New Republic, Win McCormack, autor de “The Rajneesh Chronicles” (2010), escribe que entre los miles de seguidores que vivieron y trabajaron en Rajneeshpuram durante los cuatro años de su existencia, no nació un bebé dentro de la comuna.

¿Y qué hay de esos niños que ya habían nacido?

La madre de Tim Guest habló de como ella había creído que la comunidad sería el mejor padre para su hijo. Pero según Tim, él sintió que había pasado toda su vida de puntillas, buscando a su madre en una multitud cada vez más oscura.



La única vez que nuestra madre visitó Medina, ella lloró. La suya fue una elección difícil: ¿debería cortar sus lazos con nuestro padre para protegernos, o permitirnos negociar ese camino rocoso con la esperanza de que tuviéramos la sabiduría de rechazarlo nosotros mismos?

Instintivamente ella sintió que Medina no era un lugar seguro para nosotros. Aún así, ella tenía miedo de las consecuencias si nos impedía ir, temiendo que al privarnos de nuestro padre, quisiéramos estar aún más con él.


Durante esos fines de semana en Medina, el ambiente estaba rodeado de sexo. No era un momento exacto o una revelación en particular, sino que estaba a mi alrededor todo el tiempo, a través de las muestras de cariño, de los gestos, o en la conversación entre los adultos, pero también entre los niños: cosas inapropiadas que se decían, ruidos nocturnos. Aprendí que el sexo podía ser indiscriminado y que el amor no necesariamente significaba monogamia; que los niños también lo hicieron entre ellos y también con los adultos.

Papá y su novia italiana se quedaron juntos durante su tiempo en Medina. Pero durante las muchas horas vacías que mi hermano y yo pasabamos esperando fuera de la sala de meditación, jugando a Donkey Kong en nuestras consolas, vimos a nuestro padre seguido acariciando a otras mujeres.

Papá nos dijo que ellos estaban en una relación abierta y consensuada, pero luego me encontraba con su novia desnuda y furiosa, a punto de arrojar a su Buda de mármol por la ventana.

Cada vez que los visitábamos, ellos se mudaban de habitación. Mi hermano y yo dormíamos en el centro de meditación activa, pero no podíamos dormir la mayor parte de la noche a causa de las risas histéricas y sollozos que se escuchaban todo el tiempo, y también a veces dormíamos en el ático comunitario, donde los futones estaban divididos solo por ligeras mantas púrpura y donde las parejas copulaban abiertamente.

Una vez subí por las escaleras buscando algo olvidado, y ahí me encontré a un hombre follando con una mujer, mientras ella se encontraba recostaba en una nube de aburrimiento cósmico, entreteniéndose leyendo un libro.

Osho pensó que la perversión sexual estaba detrás de todas las enfermedades mentales, y que la civilización reprimía la "energía vital" al considerar al sexo como un pecado. Y es por eso que las relaciones a largo plazo estaban mal vistas: "todos se la pasan copulando con todos todo el tiempo", escribió mi padre.





Pero los niños no fueron venerados por su capacidad incontaminada de estar presentes, de ser libres, como lo pretendía mi padre y su gurú; en realidad ellos fueron pisoteados

En su libro, Tim describe el año en que Medina cerró, y cuando muchos de los niños que habían vivido allí se fueron a vivir al Rancho de Rajneeshpuram en Oregón. Ellos aterrizaron, probablemente hechizados, aturdidos y mareados por su tamaño y clima extremo, pero solo para ser victimas de los pedófilos. Y esa comuna también estaba al borde del colapso, por lo que la atmósfera habría sido paranoica y agresiva.

En su libro Tim escribió:

-      "Ese año, el verano de 1984 en el Rancho, muchos de los niños de Medina perdieron su virginidad; niños y niñas de diez, de nueve y de ocho años, en carpas sudorosas, a altas horas de la noche y a media tarde, con adultos y otros niños. Recuerdo que algunos de los niños discutían sobre con quién ya había follado, y a quién, o quién los follaría o no."

Lo que me sorprende aquí es que los niños no fueron venerados por su pureza, su capacidad incontaminada de estar presentes, de ser libres, sino que fueron abusados. La inocencia se pierde violentamente.


En su discurso, Osho afirmó: "Una vez que su propia comprensión del amor florece, no hay ninguna cuestión de apego". Él se refería a las tribus aborígenes indias tradicionales cuyos adolescentes, de 13 a 14 años, en la cúspide de la madurez sexual, tenían relaciones sexuales con todos y cada uno de sus compañeros antes de establecerse en un matrimonio. Y Osho añadió: "Con una condición, y esta es una condición hermosa, que ningún niño debería acostarse con [la misma] niña durante más de tres días. ... Para que así no haya celos y no haya espíritu competitivo".

Es difícil rastrear el discurso de Osho sobre la iniciación sexual, pero mi padre lo habló como si fuera algo bueno. Me informó de líderes que iban a la comuna para darles a las jóvenes su primera experiencia sexual. Quizás esta iniciación era vista como una red de seguridad para que las muchachas fueran guiadas por un hombre más sabio y experimentado, pero también es algo terriblemente artificial y perverso.

Y también vale la pena señalar que no se mencionan las bandas itinerantes de mujeres mayores que se aprovechaban de los muchachos más jóvenes. Y también había hombres que me miraban a mí de manera libidinosa mientras que yo jugaba en Medina, sin intentar ocultar su deseo sexual. Ellos le decían a mi padre: "Ella es linda, ella va a ser una belleza". Y él me decía: "Les gustas mucho", como si fuera algo normal.

Mi madre tenía razón al preocuparse.



El movimiento de Osho fue un movimiento que prosperó con la provocación, y los sannyasins se hicieron enemigos en todas partes donde ellos se establecieron. Su conflicto con el gobernante en Pune culminó en un ataque con cuchillo; más tarde, los sannyasins de Rajneeshpuram en Oregón buscaron expulsar a los residentes del pequeño pueblo cercano de Antelope a través del acoso y la intimidación.

Y cuando el Rancho de Oregón cerró, solo cuatro años después de su creación, Bhagwan fue deportado de regreso a la India con una multa de $ 500,000, y evitando por poco la prisión por eludir la ley de inmigración para organizar matrimonios falsos.

Mientras tanto, en un intento de manipular los votos en una elección local, Sheela quien era su mano derecha, dirigió un complot para envenenar a los residentes en el asiento de condado local con salmonella, el primer ataque bioterrorista en suelo estadounidense. Sheela fue encarcelada más tarde.

Utilizando imágenes antiguas tomadas en el interior de las salas de terapia, que son violentas, molestas y salvajes, los hermanos Way en el documental de Netflix “Wild Wild Country” muestran el lado oscuro de la vida de sannyasin.

Hay historias de abuso sexual y físico, de jerarquías lideradas por la posición social y financiera. Hay acusaciones de manipulación mental, que las terapias fueron diseñadas no para que los sannyasins se liberaran y se conocieran mejor, sino que perdieran el discernimiento y el juicio.

¿Era también por eso que Bhagwan era tan antagónico hacia los niños?

Para Osho, los niños no solo se interponían en el supuesto desarrollo de sus seguidores, sino también en su devoción hacia él. Pero por el otro lado, él infantilizó a los adultos haciéndolos débiles y dependientes de su gurú.



En una ocasión busqué en un sitio web creado para aquellos que vivieron en Medina. No está actualizado. La entrada de mi padre no dice que murió hace 10 años de alcoholismo. Pero hay fotos borrosas de los niños que vivieron allí, y muchas de ellas las recuerdo. Estudio esas imágenes y las apresuradas notas mal escritas junto a sus caras. En la primera página, me sorprende leer: “Murió en 1997, después de una larga batalla contra las drogas”. Me desplazo hacia abajo y ahí leo: “Murió de SIDA en Londres en 1994”. Me desplazo más hacia abajo: Desconocido. Desconocido. Desconocido.

Había una página de Facebook dedicada a una joven que había intentado revertir su esterilización realizada en Pune, con solo 19 años, debido a que unos años después ella se había enamorado y quería tener un bebé. Ella tenía 33 años, la misma edad que yo cuando vi su anuncio y tuve mi primer hijo. Es un procedimiento mucho más sencillo para un hombre revertir una vasectomía que para una mujer revertir la esterilización. La pobre joven mujer se le complicó la operación y terminó muriendo.

Desde entonces he tenido conversaciones con algunos de los niños que se criaron en Medina, y no quieren hablar de su infancia, como por ejemplo del abuso que tuvo lugar en la escuela comunal, por uno de los maestros y que fue un escándalo; pero también hay sospechas sobre mis preguntas, mueven su cabeza ante mis consultas y me hacen un recordatorio de que yo solo estuve en las periferias. Esta no es mi historia para contar.


Me alejé con la sensación de que muchos de ellos no estaban bien; los pocos afortunados, tal vez, tenían padres de alto prestigio en la comunidad, que a menudo se equiparaba con dinero, y esto actuó como su protección. Y también soy consciente de que no es fácil rechazar una parte tan profunda e intensa de tu vida.

"Todos pensamos que la familia en la que crecemos es lo normal", me dijo Bristow. Y el psicoterapeuta estadounidense Daniel Shaw, quien pasó años en un culto, y escribe sobre ello en Traumatic Narcissism: Relational Systems of Subjugation (2014), dice que, incluso entre aquellos que abandonan los cultos, un sentimiento común es la vergüenza hacia ellos mismos, ceguera, hambre de creer y pena por equivocarse.

"Pensé que le había dado a Tim la vida y la libertad que él ansiaba", dijo su madre al periódico The Guardian en una entrevista que le hicieron después de que su hijo había fallecido.

Tim y yo nos volvimos a cruzar ya siendo adultos, y me impresionó su floreciente carrera como escritor. En ese entonces él estaba saliendo con una amiga mía, y él estaba encontrando en la vida establecida, un desafío, pero sé que estaba luchando con tenacidad.

Perdimos el contacto cuando esa relación se rompió, pero me alegró saber que algunos años después, él se había casado.

Pero entonces, de repente, había muerto. Una sobredosis accidental después de una noche de fiesta. Él se encontraba solo, acostado en la cama con los auriculares puestos, una lista de reproducción en rotación, las mismas canciones, una y otra vez, lo dejaron vulnerable al poder de la trascendencia. Solo que esta vez no fue a través de la meditación activa o la danza dinámica. No esta vez fue a través de la rendición de un tipo diferente. Tim se refugió en el vicio para llenar un vacío no cumplido. Similar a lo que finalmente se llevó también a mi padre.


En su intento de exorcizar el pecado del sexo, Osho creó su propia perversión. Y buscando bloquear el resultado natural que produce la sexualidad, él fomentó la vasectomía y la esterilización, "condenando la verdadera creatividad de sus seguidores, ya que los niños son el producto creativo del coito", dice Bristow. Pero también al tolerar el abuso hacia los niños que supuestamente él y sus seguidores tanto veneraban por ser la encarnación de la inocencia.

Me di cuenta de que mi hermano y yo tuvimos la suerte de haber tenido un hogar convencional, que aunque seguido nos desagradaba por su rigurosidad, fue nuestro castillo, con sus paredes gruesas y firmes (representadas por nuestra madre) quienes nos impidió ser tentados por la vida hedonista que ofrecía Osho, y terminar al igual que Tim y mi padre, hundidos en el dolor.



(www.aeon.co/essays/lost-innocence-the-children-whose-parents-joined-an-ashram)










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